TELAS SOLARES FLEXIBLES DE SILICONA

tejido solarPor primera vez, una fibra óptica basada en silicio con capacidades de células solares ha sido desarrollada. La investigación abre la puerta a la posibilidad de tejer hilos de células solares de silicio para crear telas solares flexibles, curvas, o trenzadas. Los hallazgos son de un equipo internacional de químicos, físicos e ingenieros, liderados por John Badding, profesor de química en la Universidad de Penn State. Los nuevos hallaszgos se basan en trabajos anteriores al afrontar el reto de la fusión de las fibras ópticas con chips electrónicos – circuitos integrados basados en silicio que funcionan como bloques de construcción para la mayoría de dispositivos electrónicos semiconductores como células solares, ordenadores y teléfonos móviles. En lugar de combinar un chip plana con una fibra óptica ronda, el equipo encontró una manera de construir un nuevo tipo de fibra óptica – que es más delgado que el grosor de un cabello humano. Para ello, utilizaron técnicas de química de alta presión para depositar materiales semiconductores directamente, capa por capa, en los agujeros minúsculos en las fibras ópticas. En la nueva investigación, han utilizado las técnicas de química de alta presión para hacer una fibra a partir de materiales semiconductores de silicio cristalino que puede funcionar como una célula solar – un dispositivo fotovoltaico que puede generar energía eléctrica mediante la conversión de la radiación solar en electricidad de corriente continua.  Este tipo de tejido tendria una amplia gama de aplicaciones, tales como la generación de energía, la carga de la batería, detección química, y dispositivos biomédicos.

Fuente:  Penn State Sciencie

EL MOTOR ELÉCTRICO MÁS PEQUEÑO DEL MUNDO

Un equipo de científicos ha desarrollado el primer motor eléctrico del mundo hecho de una sola molécula, un avance que podría conducir a la creación de una nueva clase de dispositivos utilizables en aplicaciones que van desde la medicina a la ingeniería.

Este motor eléctrico tan singular, creado por químicos de la Universidad Tufts, mide apenas 1 nanómetro de extremo a extremo, por lo que supera de manera notable el anterior récord mundial de esta clase de dispositivo, que ostentaba hasta ahora un motor de 200 nanómetros. Para tener una referencia clara de los tamaños de los que estamos hablando, recordemos que un cabello humano mide alrededor de 60.000 nanómetros de grosor.
En los últimos tiempos, ha habido avances significativos en la construcción de motores moleculares energizados por la luz y por reacciones químicas, pero ésta es la primera vez que se ha demostrado en funcionamiento un motor molecular energizado eléctricamente.
El equipo de E. Charles H. Sykes ha conseguido controlar el motor molecular usando electricidad por medio de un microscopio de Efecto Túnel y baja temperatura (LT-STM, por sus siglas en inglés) de última generación.
El equipo utilizó la punta metálica del microscopio para suministrar una carga eléctrica a una molécula colocada sobre una superficie conductora, de cobre. La molécula empleada como motor, contenía azufre, y tenía átomos de carbono y de hidrógeno que se proyectaban hacia fuera de ella para formar lo que parecían dos brazos. Estas cadenas eran libres de girar alrededor del enlace azufre-cobre.
El equipo determinó que mediante la regulación de la temperatura de la molécula sería posible controlar la rotación de la misma. Y así fue. El motor giraba más deprisa con temperaturas más altas.
Este motor u otros parecidos pueden ser de utilidad en algunos dispositivos médicos sensores que utilizan cañerías diminutas. En estructuras tan pequeñas, la fricción del fluido contra las paredes de la cañería aumenta de modo considerable, en comparación con el que se registra en tuberías de tamaños más normales y uso cotidiano.
Cubriendo las paredes de esas cañerías minúsculas con motores más pequeños que ellas, como los del tipo diseñado y probado por el equipo de Sykes, se podría ayudar a mejorar la circulación de los fluidos por esos conductos.

PRIMERA TRANSMISIÓN DE INFORMACIÓN CUÁNTICA

Cada vez está más claro que el paso desde el procesamiento analógico de datos al digital no es el último que se dará en la tecnología de la información. En muchas partes del mundo, los físicos están investigando las posibilidades del procesamiento cuántico de la información. Aún es demasiado pronto para pronosticar si la computación cuántica cambiará nuestra rutina diaria tanto como lo ha hecho el procesamiento digital de la información, o si sólo se empleará en operaciones de alta importancia. Sin embargo, lo cierto es que la computación cuántica brinda posibilidades que no están al alcance de la tecnología digital convencional.
Un equipo de físicos en el Instituto Max Planck de Óptica Cuántica en Garching, Alemania, es ahora el primero en haber conseguido transmitir información cuántica de modo controlado y reversible. Se podría decir, por tanto, que en algunos aspectos, la puerta hacia esta forma completamente nueva de transmitir información ya está abierta.
El equipo de Gerhard Rempe, en la División de Dinámica Cuántica del citado instituto, ha creado una red cuántica elemental, transmitiendo información cuántica entre dos átomos atrapados en resonadores ópticos.
La información cuántica tiene características fundamentalmente distintas a las de la información digital convencional con la que operan los ordenadores actuales y que se transmite a través de líneas telefónicas o cables de fibra óptica. Se espera que la computación cuántica permita procesar la información de manera más eficiente en algunas aplicaciones. Sin embargo, debe ser manejada con mucho cuidado para que no pierda su carácter cuántico.
Se han logrado transmitir bits cuánticos en forma de fotones individuales desde un átomo a otro a través de un cable de fibra óptica de 60 metros y almacenarlos de forma fiable en el átomo receptor. (Foto: © Andreas Neuzner / MPI of Quantum Optics)
Los físicos del equipo del citado instituto alemán son los primeros que han logrado transmitir bits cuánticos en forma de fotones individuales desde un átomo a otro a través de un cable de fibra óptica de 60 metros y almacenarlos de forma fiable en el átomo receptor. Esta configuración no sólo es adecuada para el intercambio de datos entre ordenadores, sino que en los próximos años podría permitir operaciones de computación mediante bits cuánticos.
La configuración también resulta idónea para permitir a los científicos profundizar en los entresijos del funcionamiento de la comunicación cuántica, y podría, en el futuro, dotar a los físicos de herramientas con las que investigar sistemas cuánticos que hoy en día todavía entraña muchos misterios.
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